
Sin lugar a
dudas, hoy en día, la sociedad civil es la protagonista de los
tiempos y los poderes políticos e institucionales intentan ir a la
zaga (con más errores que aciertos) a la creciente demanda social
fruto de la indignación general de una población que ha
redescubierto que democracia significa “poder del pueblo” y que
sus representantes institucionales no han respondido a las exigencias
de legitimidad y eficiencia de un modelo y praxis de gestión pública
que antepone, mantiene y defiende privilegios a sectores minoritarios
mientras toma decisiones desfavorables para la mayoría de la
población.

Hace más de 11
años que se constituyó el Consejo Local de Participación Ciudadana
(CLPC) como órgano municipal de participación vecinal y sectorial
e instrumento promotor y canalizador de la participación social. Si
bien se han dado importantes pasos en las finalidades propias de este
órgano, sus resultados en cuanto al fortalecimiento y presencia
social de las asociaciones y al refuerzo de la implicación ciudadana
en la realidad local no han obtenido efectos destacados, lo que
recrea un balance con clarososcuros en la contribución del CLPC al
refuerzo de la sociedad civil local.
El tiempo
transcurrido desde su constitución (más de una década), su
recorrido y los resultados obtenidos requieren de una reflexión y
debate que permita analizar en profundidad la situación actual del
órgano de participación municipal, al objeto de proceder a un
riguroso diagnóstico del modelo participativo que nos hemos dotado y
que sirva de base para buscar alternativas y soluciones destinadas a
mejorar y optimizar las oportunidades que para el asociacionismo y la
participación puede promover el CLPC.
La sociedad está
sometida a continuos procesos de transformación donde las realidades
sociales y culturales van cambiando. Esta situación se hace más
relevante en los vertiginosos tiempos que vivimos. Los instrumentos
de participación, como herramientas al servicio de la comunidad
social, deben de ser readaptados y ajustados al pulso de las nuevas
realidades Posiciones inmovilistas y de resistencia a los cambios sólo
consiguen alejar y aislar a los procesos participativos del ámbito y
los objetivos que se le presuponen y que les dan sentido, perdiendo
su eficacia y el norte de los argumentos que los sustentan.

Continuar sin
atender a la necesarios ajustes, su adecuación y reformulación que
ayuden a mejorar su funcionamiento y gestión, apostando por la
optimización y refuerzo de las oportunidades que para el desarrollo
de nuestra comunidad ofrecería un proceso participativo más
ambicioso en cuanto a su eficiencia y repercusión social, significa
seguir perdiendo potencialidades de impulso de las organizaciones
ciudadanas y de la sociedad civil. Tampoco ayudaría que las
pretensiones de mejora no se generasen desde un debate
verdaderamente participativo, abierto y compartido donde todos los
representantes tengan verdaderas opciones de expresar las diferentes
visiones, valoraciones y propuestas que en la búsqueda de soluciones
pueden enriquecer el número de alternativas que contribuyan, desde
la aportación e implicación de todos, a hacer del CLPC un
instrumento eficaz en la consecución de una sociedad local más
vertebrada, activa y comprometida.