Vivimos tiempos
en los que la sociedad civil (ONL, movimientos sociales, colectivos
profesionales y cientos de miles de ciudadanos indignados) está
recuperando parcelas importantes de la iniciativa social,
reconquistando un protagonismo cívico y político que había perdido
y que había sido ocupado por los partidos políticos y los poderes
económicos. Hoy en día es la ciudadanía y las cientos de
organizaciones en las que se agrupan quienes, a través de su
reforzado activismo, las movilizaciones y sus expresiones de
protesta, van marcando y generando un debate social donde se están
cuestionando, destapando y abriéndonos los ojos de las graves
deficiencias un un sistema social, económico y político que nos
está llevando a una peligrosa deriva y cuyas consecuencias atentan
peligrosamente contra el bienestar y la calidad de vida de millones
de ciudadanos.
Sin lugar a
dudas, hoy en día, la sociedad civil es la protagonista de los
tiempos y los poderes políticos e institucionales intentan ir a la
zaga (con más errores que aciertos) a la creciente demanda social
fruto de la indignación general de una población que ha
redescubierto que democracia significa “poder del pueblo” y que
sus representantes institucionales no han respondido a las exigencias
de legitimidad y eficiencia de un modelo y praxis de gestión pública
que antepone, mantiene y defiende privilegios a sectores minoritarios
mientras toma decisiones desfavorables para la mayoría de la
población.
La vitalidad y
activismo social que presenta la sociedad civil en nuestro país no
ha tenido reflejo en el movimiento asociativo de San Juan de
Aznalfarache, sumido en un proceso de irrelevancia cívica (salvo
pocas y ocasionales excepciones) que viene propiciando un silencio e
inactividad de gran parte de las asociaciones locales que se
contrapone a los fundamentos básicos del asociacionismo como agente
activo y protagonista de las comunidades. La sociedad sanjuanera
viene quedándose huérfana de voces que recojan y expresen la
realidad social local y de actores que activen y dinamicen la vida
comunitaria. Un protagonismo social que tradicionalmente ha formado
parte fundamental del campo de actuaciones del tejido asociativo y
que dese hace tiempo viene perdiendo relevancia en este esencial
cometido.
Hace más de 11
años que se constituyó el Consejo Local de Participación Ciudadana
(CLPC) como órgano municipal de participación vecinal y sectorial
e instrumento promotor y canalizador de la participación social. Si
bien se han dado importantes pasos en las finalidades propias de este
órgano, sus resultados en cuanto al fortalecimiento y presencia
social de las asociaciones y al refuerzo de la implicación ciudadana
en la realidad local no han obtenido efectos destacados, lo que
recrea un balance con clarososcuros en la contribución del CLPC al
refuerzo de la sociedad civil local.
El tiempo
transcurrido desde su constitución (más de una década), su
recorrido y los resultados obtenidos requieren de una reflexión y
debate que permita analizar en profundidad la situación actual del
órgano de participación municipal, al objeto de proceder a un
riguroso diagnóstico del modelo participativo que nos hemos dotado y
que sirva de base para buscar alternativas y soluciones destinadas a
mejorar y optimizar las oportunidades que para el asociacionismo y la
participación puede promover el CLPC.
La sociedad está
sometida a continuos procesos de transformación donde las realidades
sociales y culturales van cambiando. Esta situación se hace más
relevante en los vertiginosos tiempos que vivimos. Los instrumentos
de participación, como herramientas al servicio de la comunidad
social, deben de ser readaptados y ajustados al pulso de las nuevas
realidades Posiciones inmovilistas y de resistencia a los cambios sólo
consiguen alejar y aislar a los procesos participativos del ámbito y
los objetivos que se le presuponen y que les dan sentido, perdiendo
su eficacia y el norte de los argumentos que los sustentan.
Cualquier manual
sobre organizaciones o actuaciones de carácter social y que tenga
como finalidad ofrecer respuestas a las realidades de la sociedad (el
CLPC atiende a ambas naturalezas) exige procesos de evaluación y
valoración habituales que permitan reconocer en profundidad el grado
de alcance de los objetivos y finalidades que les son propios. Este
sano ejercicio reflexivo promueve las capacidades de reconducir,
mejorar y buscar mayores cotas de eficiencia a la acción y a la
gestión por lo que se hace imprescindible (si se pretende atender a
los principios fundadores del órgano de participación) dedicar un
tiempo al análisis del recorrido y a los resultados que se vienen
obteniendo y su propio carácter requiere que esos procesos sean
compartidos y participativos donde todos los agentes tengan
oportunidad de contribuir a un mejor y más profundo conocimiento de
su situación actual. Sin evaluaciones periódicas que favorezcan una
visión objetiva y con la suficiente perspectiva es muy probable que
no se detecten deficiencias, errores y pérdida de eficacia, lo que
hace muy posible que se derive hacia una pérdida de utilidad y
rendimiento social de la experiencia participativa que supone el
CLPC.
Continuar sin
atender a la necesarios ajustes, su adecuación y reformulación que
ayuden a mejorar su funcionamiento y gestión, apostando por la
optimización y refuerzo de las oportunidades que para el desarrollo
de nuestra comunidad ofrecería un proceso participativo más
ambicioso en cuanto a su eficiencia y repercusión social, significa
seguir perdiendo potencialidades de impulso de las organizaciones
ciudadanas y de la sociedad civil. Tampoco ayudaría que las
pretensiones de mejora no se generasen desde un debate
verdaderamente participativo, abierto y compartido donde todos los
representantes tengan verdaderas opciones de expresar las diferentes
visiones, valoraciones y propuestas que en la búsqueda de soluciones
pueden enriquecer el número de alternativas que contribuyan, desde
la aportación e implicación de todos, a hacer del CLPC un
instrumento eficaz en la consecución de una sociedad local más
vertebrada, activa y comprometida.